El autor brasileño Paulo Coelho alcanzó rápidamente la fama mundial con su segundo libro “El Alquimista”, el cual se ha vuelto un obligado para todos aquellos apasionados del desarrollo humano. Su primera novela, “Diario de un mago (El Peregrino)” que relata la travesía que vivió en el famoso Camino de Santiago en España, también es una de las favoritas de sus lectores.
Con numerosas novelas escritas, este autor utiliza a la mujer como protagonista en varias ocasiones y al mundo en general como escenario pues desde Europa a América este autor ha viajado describiendo bellísimos lugares. Sin embargo, la esencia de su escritura siempre incluye temas profundos que invitan al lector a reflexionar sobre su propia vida:
Misión de vida
Paulo siempre enfatiza que la canción que cada persona tiene para expresar, es una canción única y muy poderosa que debe escucharse pues si se ignora sólo puede esperarse una vida mediocre, conformista y sin nada que valga la pena contar. ¿Y cómo se encuentra este don individual? Haciendo lo que nos gusta, lo que amamos, lo que nos apasiona y lo que nos mueve desde niveles muy profundos.
A todos sus personajes los motiva esta búsqueda sin importar las circunstancias de sus vidas, situación que él mismo narra en su propia vida al elegir convertirse en escritor y arriesgar lo que tenía en ese momento.
Señales y magia
Su obra también hace mucho hincapié en tratar de ver al mundo con nuevos ojos, con curiosidad y asombro; aprender a leer las señales que dirigen nuestro camino y conectarnos con esa sensación de que hay algo mucho más grande, complejo y vasto que el raciocinio que intenta analizar, catalogar y etiquetar todo.
En “El Alquimista” se describe esto a lo largo de todo el relato, lo que lleva a su protagonista a iniciar una búsqueda y un viaje con base en los signos que va encontrando por el camino, a veces en la forma de un diálogo, de una coincidencia o de una voz interior que aprende a escuchar.
Felicidad
Por último, habla mucho de la felicidad como propósito último y cas único de la vida pues no importa si se es una prostituta, una persona con una enfermedad terminal o un mago, la esencia es la misma para todos nosotros –aunque eso signifique algo muy particular para cada quién-.
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