Tener tu propio huerto tiene muchas ventajas pues no sólo obtienes alimento de manera más económica, también controlas la calidad de éste (orgánico y con más nutrientes) al mismo tiempo que tu casa y jardín se ven más armoniosos y saludables.
Hierbas aromáticas
Entre las plantas más populares para cultivar se encuentran las hierbas aromáticas, mismas que son muy útiles como remedios caseros para diferentes malestares, pero sobre todo para condimentar y ensalzar los sabores de varios platillos.
Otra ventaja de estas plantas es que por lo general son de tamaño pequeño por lo cual no necesitan mucho espacio; macetas pequeñas en el jardín o ubicadas en la cocina donde entre el sol son ideales para este fin. Algunos ejemplos: albahaca, cilantro, perejil, tomillo, laurel, menta, etc.
Vegetales
Cultivar nuestra propia comida es muy satisfactorio –y una excelente actividad para enseñar a los niños-. Y, aunque existen obstáculos como el clima, los insectos y las enfermedades, en realidad no es tan complicado pues la naturaleza se encarga de la mayor parte.
Se puede comenzar con verduras fáciles de cultivar como el tomate, el zucchini y hojas verdes como espinaca o lechuga. Nada más hay que asegurarse que las semillas se encuentren enterradas a una profundidad de 3 veces el diámetro de las semillas y trasplantarlas en cuanto comiencen a crecer mucho.
Consejos básicos
- Ubicar el huerto lejos de árboles o plantas grandes para evitar que compitan por recursos.
- Llevar un registro también ayuda a recordar fechas y, sobretodo, lo que va funcionando con cada planta.
- Cuidar que los contenedores de plástico y arcilla tengan drenaje para facilitar que las raíces obtengan suficiente ventilación y que el agua estancada no las pudra.
- Comprar herramientas básicas: pala, rastrillo, azada, guantes y regadera son las que por lo general se utilizan más.
- Asegurarse de obtener una tierra de buena calidad, misma que se puede ir enriqueciendo con composta de materia orgánica obtenida de la cocina.
Cultivar, como muchas cosas en la vida, es un proceso que se va aprendiendo sobre la marcha. Sólo hay que comenzar con una maceta, unas cuantas semillas y las ganas de ver crecer algo hermoso, nutritivo y muy provechoso.